La propuesta de norma federal que obliga a los fabricantes de automóviles a equipar todos los vehículos nuevos con cámaras de marcha atrás ha quedado en suspenso, al menos temporalmente.

El pasado diciembre, la Administración Nacional de Seguridad en el Transporte por Carretera (NHTSA) propuso una nueva norma que obligaría a los fabricantes de automóviles a incluir cámaras de marcha atrás en todos los turismos nuevos antes de 2014. Para ayudar a cumplir el plazo y facilitar la transición, la instalación se realizaría por fases: los fabricantes de automóviles tendrían que equipar al menos el 10% de su flota con estos dispositivos en 2012, el 40% en 2013 y el 100% en 2014.

Se suponía que la agencia terminaría el proceso de elaboración de la norma y la anunciaría en febrero de 2011. Pero cuando se cumplió el plazo, la NHTSA pidió al Congreso más tiempo para revisar los comentarios del público antes de finalizar la norma.

Nueva normativa para proteger a niños y ancianos

El principal objetivo de la nueva normativa es evitar lesiones y muertes por accidentes de marcha atrás, especialmente entre las personas más vulnerables a este tipo de accidentes: los niños y los ancianos. Según estimaciones de la NHTSA, cada año mueren cerca de 300 personas y otras 18.000 resultan heridas en accidentes por marcha atrás. De los fallecidos, un tercio son niños y otro tercio ancianos.

La ocurrencia de accidentes de retroceso ha aumentado a medida que los SUV, camionetas y otros vehículos grandes se han vuelto más populares entre los conductores estadounidenses. Con el aumento del tamaño de los vehículos en la carretera ha llegado un aumento igual en el tamaño del punto ciego detrás de estos vehículos.

La NHTSA reconoce que la obligatoriedad de las cámaras de marcha atrás no evitará que se produzcan todos los accidentes de este tipo, pero la agencia cree que los dispositivos contribuirán en gran medida a reducir la incidencia de este tipo de accidentes.

La NHTSA hizo la propuesta de la cámara de marcha atrás a instancias del Congreso como parte de la Ley de Transporte y Seguridad Infantil Cameron Gulbransen de 2007. La ley lleva el nombre de Cameron Gulbransen, un niño de 2 años que murió cuando su padre le atropelló accidentalmente al salir marcha atrás de la entrada de su casa.

Además de exigir la instalación de cámaras de marcha atrás en todos los vehículos nuevos, la Ley también obliga a los fabricantes de automóviles a mejorar otras medidas de seguridad en los vehículos, entre ellas:

  • Elevalunas y paneles eléctricos que invierten automáticamente la dirección cuando detectan obstáculos, como la cabeza o las extremidades de un niño.
  • Frenos de servicio que permanecen accionados en todas las posiciones de las llaves para evitar que los niños pongan la marcha accidentalmente.

Una vez que entre en vigor la normativa sobre cámaras de marcha atrás, se espera que salve aproximadamente 100 vidas al año en todo el país.

El coste, principal factor de retraso

El retraso de la NHTSA en publicar una norma oficial sobre las cámaras de marcha atrás se debe en parte a las objeciones de los fabricantes de automóviles. Aunque en general han apoyado el plan para imponer cámaras de marcha atrás en los vehículos nuevos, han expresado su preocupación por los costes asociados a la aplicación de la nueva norma, especialmente si se espera que equipen toda su flota con las cámaras en tan sólo cuatro años.

La NHTSA ha previsto que los costes para la industria automovilística se sitúen entre 1.900 y 2.700 millones de dólares anuales, lo que supera con creces el ahorro económico potencial calculado por los analistas de la NHTSA, que se situaba entre 11,3 y 72,2 millones de dólares por vida salvada.

El coste por vehículo de la instalación de cámaras en vehículos que ya disponen de pantallas de visualización es de 58 a 88 dólares por vehículo. Los costes previstos por vehículo son significativamente superiores para los que no tienen pantallas de visualización, entre 159 y 203 dólares.

La Alianza de Fabricantes de Automóviles, un grupo comercial que representa a 12 fabricantes de automóviles de EE.UU., entre ellos GM, Ford y Toyota, ha pedido a la NHTSA que les dé más tiempo para aplicar la nueva norma. Sin más tiempo, la industria automovilística podría verse obligada a repercutir al menos parte de los costes de instalación de las cámaras de marcha atrás en los consumidores aumentando el precio de los vehículos nuevos.

En este momento, no está claro si la NHTSA pretende dar a los fabricantes de automóviles lo que quieren. Cuando la agencia solicitó al Congreso la prórroga, no dijo nada de planes para retrasar el plazo de cumplimiento para la industria automovilística. Los portavoces de la NHTSA también han dicho que los costes merecen la pena si se salva una sola vida.

Conclusión

El periodo de comentarios públicos sobre la propuesta de norma relativa a las cámaras de marcha atrás se amplió hasta el 18 de abril de 2011. A pesar de las objeciones de la industria automovilística, se espera que la nueva norma esté lista a finales de año.

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