Que los conductores ebrios ponen en peligro a personas inocentes es un hecho que ningún neoyorquino puede negar. Pero, ¿hasta qué punto son graves los riesgos a los que se enfrentan los neoyorquinos? ¿Tienen los conductores neoyorquinos más o menos probabilidades de resultar heridos por un conductor ebrio que los habitantes de otros estados? Estas son algunas de las preguntas que aborda un estudio realizado recientemente por WalletHub.

Nueva York recibe una clasificación intermedia

Al analizar las barreras que Nueva York ha erigido para prevenir los primeros o repetidos casos de conducción bajo los efectos del alcohol, WalletHub descubrió que Nueva York ocupaba el puesto 34 de la lista de 51 estados. Esta lista incluía los 50 estados y Washington, D.C.

Tras evaluar las sanciones penales y administrativas impuestas en Nueva York a las personas condenadas por delitos de conducción bajo los efectos del alcohol, el estudio clasificó a Nueva York en el puesto 24 de los 51 estados. Nueva York ocupa el puesto 30 en la clasificación general.
Este resultado más bien mediocre apunta a varias áreas en las que Nueva York está por detrás de otras partes del país en la represión de los conductores ebrios.

Enfoque neoyorquino de la conducción bajo los efectos del alcohol

Las medidas preventivas y punitivas que adopta Nueva York en relación con la conducción bajo los efectos del alcohol son variadas. Por ejemplo, el Departamento de Vehículos a Motor de Nueva York explica que los conductores condenados por su primer delito de conducción bajo los efectos del alcohol deben pagar multas de entre 500 y 1.000 dólares. También pueden pasar hasta 12 meses en la cárcel, aunque el tiempo de cárcel para un primer DWI no es obligatorio. Los privilegios de conducir serán revocados durante al menos seis meses después de una condena por DWI.

Según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales, todos los infractores deben utilizar dispositivos de bloqueo de encendido durante al menos seis meses o mientras se les retiren los privilegios de conducción. Las segundas infracciones de tráfico relacionadas con el alcohol o las drogas darán lugar a la imputación de un delito grave si se cometen en el plazo de una década desde la primera infracción.

Muertes por conducir ebrio en Nueva York

Al examinar los datos facilitados por la National Highway Traffic Safety Association, se observa una triste tendencia. Las muertes por accidentes relacionados con el alcohol siguen afectando no solo a los residentes de ciudades como White Plains y Yonkers, en el condado de Westchester, sino también a los residentes de Clarkstown y Orangetown, en el vecino condado de Rockland. Entre 2011 y 2015, 51 personas perdieron la vida en el condado de Westchester y 25 en el de Rockland en accidentes relacionados con el alcohol.

En todo el estado, las cifras de muertes por conducción bajo los efectos del alcohol en esos cinco años fueron las siguientes: 328 en 2011; 340 en 2012; 369 en 2013; 312 en 2014; y 311 en 2015.

Las víctimas siempre deben actuar

Las personas que han sufrido lesiones graves por la negligencia de un conductor ebrio no deben quedarse de brazos cruzados y aceptarlo. Hablar con un abogado es recomendable para las víctimas de accidentes de tráfico que busquen una indemnización.