No cabe duda de que las lesiones medulares y los traumatismos craneoencefálicos encabezan la lista de problemas médicos catastróficos derivados de las colisiones graves de vehículos de motor. El coma, la disminución de la capacidad física y mental y la parálisis permanente son posibles para quienes sufren cualquiera de estas dos lesiones, pero otros tipos de lesiones también pueden tener consecuencias permanentes.

A menudo, la gente tiende a pensar que las fracturas óseas son relativamente menores en comparación con estas dos graves lesiones posibles en un accidente de tráfico. Sin embargo, hay muchas formas diferentes en que una persona puede romperse o fracturarse el hueso, y algunas de ellas son mucho más graves que otras.

Una fractura compuesta, por ejemplo, provoca un traumatismo importante y pérdida de sangre porque el hueso atraviesa la piel tras la fractura. Por aterradora que pueda parecer una fractura compuesta, existe otra forma de fractura que puede ser aún más difícil de tratar y de la que es más difícil recuperarse.

Las fracturas en espiral se producen en colisiones que implican una fuerza excepcional o una gran velocidad. Pueden requerir cirugía, implantes y fisioterapia para que el paciente se recupere.

¿Cuál es la diferencia entre una fractura estándar y una fractura en espiral?

En una fractura estándar, un traumatismo corporal por fuerza lateral o contundente produce una rotura del hueso subyacente. Cuando se produce una fractura en espiral, es el resultado de una potente fuerza de torsión o rotación en el momento del choque, posiblemente debida al movimiento del cuerpo o del propio vehículo.

Esta fuerza de torsión provoca fracturas peores en muchos casos, a veces con múltiples trozos pequeños de hueso en lugar de sólo dos. A diferencia de la mayoría de las demás fracturas, que suelen tener un borde algo plano y horizontal, las fracturas en espiral suelen tener bordes diagonales.

El propio hueso se habrá torcido, como un sacacorchos o una escalera de caracol, de ahí el nombre de la lesión. Normalmente, las fracturas en espiral afectan a huesos más largos y delgados, como el fémur, la tibia, el peroné, el cúbito, el radio y el húmero, que forman los brazos y las piernas.

Las fracturas en espiral provocadas por accidentes de tráfico pueden tener efectos duraderos. Entienda sus opciones. Póngase en contacto con nuestros abogados hoy para una consulta gratuita Consulta Gratuita

¿Cómo califican los profesionales médicos las fracturas en espiral?

Los profesionales médicos que diagnostican a una persona con una fractura en espiral se fijarán en múltiples características de la propia rotura en sus intentos por describir y diagnosticar con precisión la lesión. Sin embargo, una de las clasificaciones más importantes, más allá de la localización de la lesión, tendrá que ver con el impacto de la lesión en el posible tratamiento.

En algunos casos, las fracturas en espiral son tan extremas que el hueso se rompe en múltiples piezas separadas, algunas de las cuales pueden moverse y dejar de asentarse en el lugar adecuado. En una fractura en espiral estable, a pesar de la rotura por torsión, las partes del hueso permanecen correctamente alineadas. Sin embargo, una fractura en espiral desplazada requiere mucho más esfuerzo para asentarse y curarse.

Estas fracturas espirales desplazadas suelen requerir cirugía y también la implantación de una varilla metálica, una malla o un dispositivo similar para reforzar el hueso roto durante la curación. Cuanto más grave sea la fractura y mayor sea la intervención médica que requiera, más costosa será la asistencia y más tiempo tendrá que faltar al trabajo la víctima durante su recuperación.